Tratar los residuos correctamente es una práctica fundamental para nuestra sociedad, ya que protege la salud de las personas y el medio ambiente y limita la cantidad de residuos que se envían al vertedero, se incineran o se dispersan indiscriminadamente en la naturaleza.
Las plantas de clasificación de residuos, que permiten clasificar con precisión las materias primas susceptibles de ser recuperadas, son un aliado muy importante en este sentido, pero sus ventajas no se limitan a la protección del medio ambiente y la salud humana: una planta de clasificación de residuos es también un importante recurso económico para la zona en la que se encuentra, y puede convertirse en el punto de partida de procesos extremadamente positivos desde el punto de vista de la salud, la protección del medio ambiente y el crecimiento de la economía y el bienestar de los ciudadanos. Esta es la razón:
El reciclaje y la economía circular
El reciclaje es un elemento clave de la llamada "economía circular", es decir, el modelo de producción y consumo basado en el ahorro de materias primas y la recuperación de residuos, que en lugar de ser simplemente eliminados se utilizan para nuevas aplicaciones. Este modelo circular contrasta con el modelo clásico (que es lineal y se basa en la cadena de producción-consumo-eliminación de residuos) y es una de las estrategias que la Unión Europea ha decidido apoyar para crear un sistema económico más sostenible. El principio básico es crear un verdadero círculo virtuoso en el que los productos se construyan para durar, se reutilicen en la medida de lo posible y, finalmente, cuando se conviertan en residuos, se reacondicionen o reciclen para recuperar las materias primas que contienen.
La UE ha optado por apoyar este tipo de modelo por razones medioambientales (se ha demostrado que si seguimos consumiendo al ritmo actual, en 2050 necesitaremos los recursos producidos por el equivalente a tres planetas Tierra, que evidentemente no tendremos) pero también por razones estrictamente económicas: la economía circular es, de hecho, un sistema competitivo que ahorra recursos, emplea a muchas personas en el sector y crea una verdadera cadena positiva tanto para quienes trabajan directamente en las plantas de eliminación como para la sociedad en su conjunto.
Plantas de clasificación de residuos y creación de empleo
Todas las actividades relacionadas con la clasificación de residuos y su posterior reciclaje necesitan trabajadores especializados en tareas específicas, que en muchos casos se realizan manualmente. Es cierto que una planta de reciclaje también puede contar con máquinas industriales para realizar parte del trabajo, pero el elemento humano sigue siendo crucial en este sector, lo que significa que la apertura de una planta de clasificación de residuos en una zona sin planta de clasificación de residuos crea inmediatamente puestos de trabajo. En una sola planta de clasificación de residuos se puede emplear directamente a decenas de personas (el número varía, obviamente, en función del tamaño de la planta y de la cantidad de residuos que se procesen): es evidente que cifras de este tipo, si se multiplican para todos los municipios de una zona concreta, permiten obtener resultados muy significativos desde el punto de vista del crecimiento del empleo y, por tanto, de la economía en su conjunto.
La cadena de residuos: no sólo plantas de clasificación
Una planta de clasificación de residuos emplea directamente a varias decenas de personas, pero su impacto positivo en la economía de una zona no se queda ahí. Una planta de clasificación de residuos es sólo una parte de una cadena de suministro mucho más amplia, formada por diversas actividades económicas, industriales y de servicios que, a su vez, emplean personal especializado. Dentro de esta cadena de suministro podemos encontrar:
- Servicios de recogida de residuos, que son necesarios para transportar los residuos desde los distintos centros de producción/concentración hasta la instalación de eliminación. Es importante destacar que este tipo de servicios se vuelven más elaborados y requieren más personal en los territorios donde hay altos porcentajes de recogida selectiva.
- La industria de la valorización de residuos, que incluye una larga lista de actividades diferentes: desde plantas de clasificación hasta plantas de reciclaje, pasando por plantas especializadas en el tratamiento de residuos, etc.
- La industria que reutiliza las materias primas recicladas, cerrando el círculo y transformando materialmente los residuos en nuevos recursos.
En Italia hay actualmente unas 100.000 personas empleadas en este sector, y las cifras crecen año tras año. El impacto de la creación de una cadena de suministro de este tipo es aún más significativo en los países y territorios donde las actividades de recuperación y valorización de residuos aún no están extendidas. En ese caso, la puesta en marcha de un proceso virtuoso de este tipo puede suponer una auténtica revolución -también desde el punto de vista económico- capaz de mejorar concretamente la vida de las personas y las comunidades.