Para que el proceso de reciclaje sea realmente eficaz, se requieren innumerables gestos, acciones y tecnologías, en los que participan los ciudadanos individuales, las autoridades locales, las empresas que operan las plantas de clasificación y, finalmente, las propias instalaciones de reciclaje.
Cada uno de estos actores está llamado a desempeñar su papel para lograr un único objetivo final: recuperar materiales individuales y transformarlos en materias primas secundarias listas para ser reintroducidas en el ciclo de producción. De este modo, es posible proteger el medio ambiente, evitar el despilfarro de recursos naturales y hacer el mejor uso económico posible de unos residuos que, de otro modo, simplemente se incinerarían o se depositarían en vertederos.
Cómo funciona una planta de clasificación de residuos
Las plantas de clasificación son necesarias para tratar diferentes tipos de residuos, como:
- El componente no clasificado de los residuos sólidos urbanos (los llamados residuos "secos" recogidos puerta a puerta o depositados en contenedores, pero también el contenido de los contenedores de la calle)
- Residuos de la recogida selectiva multimaterial (en los municipios en los que se recogen juntos diferentes materiales, como vidrio, plástico y latas)
Para que el proceso de separación tenga éxito, es importante que el material a eliminar ya haya sido correctamente separado en origen, es decir, que el componente indiferenciado ya se haya reducido al mínimo y no contenga materiales reciclables en la medida de lo posible. Es importante que los ciudadanos sean conscientes de ello y se informen sobre los métodos correctos de separación de residuos que se aplican en su municipio, y que cambien sus hábitos en consecuencia.
Aunque la recogida selectiva puede reducir en gran medida la cantidad de residuos eliminados como "secos", sigue siendo necesario tratar profesionalmente la fracción de residuos indiferenciados. Para ello, es necesario llevar a cabo acciones específicas en plantas de clasificación dedicadas y debidamente organizadas.
Cada planta de clasificación es única, construida a medida para satisfacer las necesidades de cada territorio, que varían tanto en términos de cantidad de residuos a tratar como de calidad de los materiales a clasificar.
Las plantas de clasificación pueden utilizar métodos de separación automáticos o manuales. Estos dos sistemas coexisten en muchos casos, ya que incluso las plantas en las que parte de la actividad de separación se realiza de forma automática seguirán teniendo una fase de control de calidad final realizada manualmente, o los residuos específicos con características complejas serán clasificados manualmente por un operario. También es posible que se desarrollen técnicas para la separación automática de un material específico (por ejemplo, el metal) pero que la separación de otros residuos se siga realizando manualmente.
Una planta de clasificación con separación manual se organiza de forma que los operarios puedan actuar con la mayor precisión posible, pasando los residuos por una serie de pasos sucesivos:
- Llegada de los residuos embolsados y carga de las bolsas en una cinta transportadora
- Apertura de las bolsas de residuos, realizada por un lacerador o abridor de bolsas colocado directamente en la línea. Así, los residuos se reparten por toda la superficie de la cinta para facilitar la clasificación.
- Posible separación de determinados tipos de residuos, realizada por medios automáticos o mecánicos
- Carga de los residuos en una segunda cinta transportadora, que los lleva a una plataforma elevada donde se encuentran los operarios encargados de su separación manual
- Separación manual de los residuos, realizada por operarios especializados que extraen materiales específicos de la masa indiferenciada. Los residuos retirados de la cinta se depositan en contenedores especiales colocados bajo la plataforma.
- Recogida del componente no segregable, que permanece en la cinta transportadora y se descarga en el vertedero o en la incineración.
- Compactación de los residuos clasificados recogidos bajo la plataforma y envío a centros de reciclaje especializados
Las ventajas de la separación manual
La principal ventaja de la clasificación manual de los residuos es la posibilidad de obtener fracciones clasificadas de alta calidad. La intervención humana permite separar los materiales con gran precisión, sin necesidad de utilizar máquinas con tecnología avanzada. Por un lado, esto permite enviar materiales cuidadosamente clasificados para su reciclaje y, por otro, limita el riesgo de que se incineren por error materiales potencialmente peligrosos para el medio ambiente y las personas, como plásticos, pequeños electrodomésticos u otros residuos que contienen sustancias contaminantes y que no deben eliminarse en la basura indiferenciada.
La apertura de una planta de clasificación también tiene efectos positivos sobre el empleo y la economía, ya que permite emplear a trabajadores locales, especialmente en los países donde la clasificación está todavía en sus inicios. Esto permite crear una verdadera cadena virtuosa en la gestión de residuos en la zona y contribuye a crear una mentalidad atenta al medio ambiente y consciente de la importancia del tratamiento adecuado de los residuos. Esto puede traducirse, también mediante campañas de información y comunicación adecuadas, en un aumento y mejora de la clasificación de los residuos domésticos, en una gestión más consciente de los residuos especiales y, a largo plazo, en una conciencia ecológica y medioambiental cada vez mayor.